La vendimia es el resultado de un año. En ella se celebra todo lo que pasó en ese año. Sería como “el fin de año mendocino” que se celebra como una meta lograda y con la expectativa del fruto cosechado. Es la noche más esperada por la gente de Mendoza. Allí pareciera vibrar su pasión y su orgullo.
Era la primera vez que presenciaba la Fiesta Nacional de la Vendimia en Mendoza. Durante muchos días la gente parecía hablar solamente de esto. Las calles estaban empapeladas de Vendimia. Claramente es la fiesta más importante para los mendocinos. Con el asunto de la elección de la Reina Nacional de la Vendimia, ellos están pendientes del tema desde hace meses cuando se empiezan a elegir las reinas departamentales. Es una fiesta popular y tradicional, que cada año genera expectativas de encuentro y celebración, donde se resalta su pasión de ser “la tierra del sol y del vino”.
La celebración de la Vendimia coincide con la temporada de cosecha. En verano se suceden las fiestas de vendimia en cada departamento y municipio de la provincia hasta llegar a la gran fiesta: la Fiesta Nacional de la Vendimia que se realiza hace ya 80 años en la Ciudad de Mendoza durante una semana a puro festejo.
La Vía Blanca
Es la noche que antecede al Acto Central y a la elección de la nueva Reina de la Vendimia. Por las principales avenidas de la ciudad desfilan camiones con acoplado trasladando los carros alegóricos pertenecientes a cada rincón de la provincia. Cada carro con su decoración representativa y alusiva a la Vendimia. Algunos gustan más que otros.
En cada uno, se luce la reina departamental saludando cual Miss Universo a la gente al pasar. La gente se agolpa de un lado y del otro del corredor por donde transitan los carros. Familias enteras, desde niños a abuelos, esperan ansiosos saludar a la reina en persona y conocer lo que cada carro ofrecerá esta vez. Cuando los carros pasan entre la gente, desde arriba arrojan uvas, duraznos, ciruelas, peras, manzanas y hasta melones a modo de ofrenda. Estas son las frutas que crecen en Mendoza, que por cierto son un orgullo de sabor. Por momentos te recuerda al corsódromo en Carnaval. Lo más divertido es ver la estrategia de la gente para atrapar los regalos. Se ve que después de varios años le encontraron la vuelta para llevarse una buena cantidad. Y entonces con canastitos amarrados a unos palos simulan una extensión de sus brazos para llegar más cerca, parte del folclore popular.
El Carrusel
A la mañana siguiente continúa el Carrusel. Así le llaman al desfile que no solo hacen los carros alegóricos con sus reinas sino también otras agrupaciones sociales representando la cultura mendocina. Este evento es aún más folclórico ya que reúne a todo el pueblo mendocino en un mismo espacio. El desfile comienza en los portones del Parque General San Martín, con la Cordillera de los Andes de fondo. Transitan por Emilio Civit, la avenida más coqueta de la ciudad. Primero pasan los carros, otra vez la misma escena de la noche anterior pero esta vez de día, y luego siguen el desfile de gauchos a caballo, murgas, danzas folclóricas, colectividades de países extranjeros con sus trajes típicos y músicos; nunca falta la marcha en contra de la minería y a favor del cuidado del agua. Cada persona disfruta el evento a su manera: desde los balcones o jardines de sus casas, sentados en reposeras en la calle mientras toman mate, de pie a lo lejos para que la multitud no les inquiete, en las terrazas de los restaurantes y hoteles, y luego están los groupies que tratan de saludar a la reina lo más cerca posible o recolectar lo que tiran desde los carros.
El Acto Central
El fervor en la gente cada vez se acentúa más. La gran noche está por llegar. La curiosidad popular por ver cuál de las reinas ganará se hace omnipresente y la expectativa por el nuevo espectáculo de Vendimia genera ansiedad. Una noche en el año, una sola. Mendoza se paraliza, solo se trata de la Fiesta Nacional de la Vendimia, única y excepcional. La curiosidad y la ansiedad se contagian. El Teatro Griego Frank Romero Day es un anfiteatro a cielo abierto ubicado en el Cerro de la Gloria, icónico por su monumento histórico. La noche será larga, no hace falta llegar tan temprano mientras tengas tu lugar reservado, se ve muy bien desde cualquier sector. Al principio solo ves pasar la tarde en lo que la gente llega y el evento comienza. La radio Vendimia ameniza la espera transmitiendo en vivo la previa desde el anfiteatro, y suena música argentina en vivo: tonada cuyana, tango, milonga y rock.
De repente cae la noche y se encienden las luces del anfiteatro. Las tarimas están colmadas de gente y el público agita con fervor. El escenario está listo. Entonces comienza la fiesta.
Durante una hora y media no dejas de asombrarte y emocionarte con semejante espectáculo. Impecable despliegue de cientos de bailarines. Juego de colores, luces, imágenes y contrastes visuales maravillan la vista. Escenas apasionantes. Música que te llega al alma. Es más que un musical u obra de teatro, ni es un concierto, dicen los mendocinos que el género se llama “Vendimia”. Un narrador guía el acontecer del espectáculo. Cada coreografía y cada escenografía responden a un fragmento de la historia detrás del vino mendocino. El agua y su importancia, el rol del tomero, los huarpes, la campaña libertadora de San Martín, los gauchos, los inmigrantes, la vid, las bodegas, el vino, el tango, el malambo, la peregrinación de la Virgen de la Carrodilla (patrona de los viñedos). Todos los elementos que identifican a Mendoza se representan de alguna manera a través de un montaje escénico que se estrena cada año y deslumbra cargado de luces, sonidos, movimientos, danzas, coreografías, destrezas, ritmo y pasión.
No me alcanzan las palabras para describir el espectáculo que varias veces tuve oportunidad de vivir. Hay una energía especial, linda, emotiva, orgullosa y positiva. Algo de 40 mil personas vibrando al mismo tiempo.
La elección de la Reina
Luego sigue la coronación de la reina. Es el evento que para los mendocinos guarda mayor significación que para un turista. En mi caso tiene la connotación de la reacción popular y eso siempre se disfruta. La votación se realiza con anticipación pero en el acto central se define con el voto popular, del público presente y eso agita a todas las hinchadas. Tras la elección de la nueva reina nacional de la Vendimia, un espectáculo de fuegos artificiales guiado por una melodía imponente termina por dejarte boquiabierto. Impresionante verdaderamente. Aplausos.
Lu Melidone
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